Vie. Mar 29th, 2024

Son los servicios preferidos por la mayor parte del público, y en consecuencia crecen y se multiplican sin medida. Hablamos de los cerrajeros ‘low-cost’, un negocio con representantes en todas las comunidades, que llama la atención por su constancia y capacidad de adaptación. Sin embargo, la clave de su éxito no reside, en la mayoría de los casos, a una fórmula rompedora. ¿Cómo lo consiguen, entonces?, ¿son legales?, y no menos importante, ¿realmente merecen la pena?

En la última década el concepto ‘low-cost’ se ha impuesto en la mayoría de los mercados: aerolíneas, operadores turísticos, moda, etc., y por supuesto en el sector de la cerrajería, donde la crisis económica los ha convertido en un negocio próspero. Buena parte de estas empresas no tienen tacha: sencillamente disponen de una plantilla propia (en lugar de acudir a externos) y saben ajustar sus precios algo más que la competencia, lo que no devalúa necesariamente la calidad del trabajo realizado

 

Sin embargo, un porcentaje significativo de ellos participan de lo que podríamos calificar como ‘intrusismo’, y sobreviven a veces a través del abaratamiento de costes y cualificación del personal. También, en un plano menos halagüeño, operan al margen de la legalidad, ya que no están titulados, no expenden facturas y por tanto no rinden cuentas al estado, por así decirlo. En una palabra, trabajan en negro y pueden permitirse rebajar sus precios. Así, la competencia desleal constituye a veces la forma menos honesta de ‘low-cost’.

Por otra parte, anunciantes aparentemente económicos pueden jugarnos una mala pasada en determinadas ocasiones. Las tarifas promedio llegan a aumentar sustancialmente en horario nocturno o en fin de semana, lo que resulta comprensible siempre que se impongan precios razonables, lo que no siempre se corresponde con la realidad. No obstante, numerosa empresas cuentan con profesionales las 24 horas y no acostumbran a incrementar sus tarifas, por lo que debemos estar atentos.

Pero la cruda realidad de los verdaderos ‘low-cost’ reside a veces en el servicio prestado, dado que no todos los profesionales están dispuestos a hacer una reparación eficiente, por ejemplo. Ella conllevaría más tiempo y una tarifa menos económicas, dos realidades que no suelen agradar a la mayoría de los clientes. De modo que algunos cerrajero, en lugar de desplegar toda su habilidad, se limitan a realizar un trabajo convincente, rápido y asequible, que satisface las expectativas del contratante.

En vista de lo anterior, son muchos los factores a barajar antes de lanzarse a contratar al anunciante más barato. Por ello, te recomendamos tomar medidas preventivas, como exigir el precio final por teléfono o revisar las credenciales del cerrajero o empresa cerrajera, para así ahorrarnos sustos. Siempre hay una buena relación calidad-precio, pero debemos encontrarla.

Por Atomico